Las pruebas PCR (Polymerase Chain Reaction) "Reacción en Cadena de la Polimersa", son un tipo de pruebas de diagnóstico que se llevan utilizando durante años en diferentes crisis de salud pública relacionadas con enfermedades infecciosas. Estas pruebas se están usando desde los primeros días de la pandemia de coronavirus en muchos paises. Sin embargo, los test rápidos se han incorporado recientemente y, como su nombre indica, son más rápidos y sencillos. Ambos sirven para comprobar si una persona está infectada o no por el Covid-19.
Al realizar una prueba de diagnóstico mediante PCR, lo que permite detectar es un fragmento del material genético de un patógeno o microorganismo. Las pruebas PCR, cuyo uso es común y rutinario en los laboratorios de Microbiología de hospitales, centros de investigación y universidades, se basa en las características de estabilidad al calor de una enzima polimerasa. Tras el análisis en un laboratorio de Microbiología de una muestra respiratoria de una persona sospechosa de estar infectada, si la prueba detecta ARN del virus, el resultado es positivo. Así, se sabría que ese paciente tiene Covid-19. En cambio, si la técnica de PCR no detecta el material genético del virus, la persona no estaría infectada.
En caso de dar negativo, si el médico mantiene sus sospechas por los síntomas del paciente, se debe realizar otra prueba PCR. De esta manera, se asegura que el paciente no está infectado por el virus.
El diagnóstico a través de PCR presenta cierto grado de complejidad. Requiere personal entrenado y preparado para su correcta realización. Las PCR tienen tres características básicas:
A pesar de la eficacia de la técnica de las pruebas PCR que se ha utilizado desde el inicio del brote de coronavirus, surge la necesidad de incluir un diagnóstico más veloz ante la evolución del virus. Así que se hace necesario poder contar con herramientas más ágiles para impulsar el diagnóstico de la enfermedad. Es por eso que ahora se están empezando a realizar pruebas mediante una segunda técnica, los conocidos como test de diagnóstico rápido de antígenos. Estos permiten conocer en 10 o 15 minutos si una persona está o no infectada. Por su parte, las PCR pueden llegar a tardar varias horas y cuyo resultado dependiendo del laboratorio puede tardar días.
Aunque los test rápidos pueden detectar el virus en menos tiempo que a través de PCR, su aplicación tardó un tiempo hasta que se contó con suficientes pacientes infectados, que pudieran servir para desarrollarlos para poder caracterizar los anticuerpos. Sin embargo, la PCR es una prueba de diagnóstico directo y sí se ha podido hacer desde el primer momento en que se secuenció el virus, aunque no son tan precisos como las pruebas PCR.
A diferencia de la PCR, los test rápidos no identifican el ARN del virus, sino que usa dos métodos distintos:
Estos test se basan en una inmunocromatografía en papel, es decir, una plataforma que tiene "pegadas" las proteínas del virus para detectar anticuerpos o anticuerpos específicos para descubrir las proteínas del virus. Su funcionamiento es similar al de los test de embarazo.
Su rapidez sirve de gran ayuda en estos momentos, ya que presenta una gran ventaja en la situación actual: se pueden realizar en el domicilio de un caso sospechoso. Aunque siempre debe estar bajo la supervisión de un profesional sanitario, ayuda a no saturar los hospitales.
Gracias a estas herramientas rápidas se podrá mejorar el análisis en la población y limitar los ensayos de PCR sólo a aquellos pacientes que, con sintomatología, den un resultado negativo mediante los test rápidos. Esto permitirá liberar profesionales y recursos en el Sistema Nacional de Salud.